martes, 15 de julio de 2008

La Competencia Traductora

Adaptación

Las lenguas son herramientas de las que el traductor debe tener conocimiento activo, es decir, debe saber usarlas. Por ello debemos considerar que el traductor necesita una competencia de comprensión en la lengua de partida y una competencia de expresión en la lengua de llegada. De allí se deduce que el bilingüismo no es un requisito exclusivo para ser traductor. A todo este conjunto de conocimientos se le denomina conocimientos lingüísticos, pero, como ya es sabido, no nos basta únicamente contar con esos conocimientos para poder traducir. Necesitamos conocer la cultura de partida y la de llegada, debemos tener conocimientos sobre el tema del que trata el texto a ser traducido, etc. Esto se conoce como conocimientos extralingüísticos. Dichos conocimientos varían según el texto y su dificultad cambia según los conocimientos previamente adquiridos por el traductor, pero son absolutamente indispensables para poder traducir, ya que sin ellos, el traductor no puede comprender el texto original y, por consiguiente, no podrá reformularlo debidamente.

Sin embargo, cualquier bilingüe con cultura NO ESTÁ NECESARIAMENTE EN CAPACIDAD de traducir un texto. Es necesario desarrollar lo que se conoce como habilidad de transferencia que resulta indispensable para poder recorrer debidamente el proceso de traducción, de transferencia. Nos referimos a la capacidad de comprensión y producción de textos, predisposición al cambio de un código lingüístico a otro sin interferencias, etc. Asimismo, es necesario que el traductor tenga conocimientos referenciales (es decir, instrumentales) sobre su labor: funcionamiento del mercado laboral (tarifas, contratos, tipos de encargos), saber documentarse, conocer y saber utilizar las herramientas informáticas, etc. Y tampoco nos olvidemos del dominio de estrategias de todo tipo para la comprensión, reformulación, etc., que permitan subsanar deficiencias de conocimientos y que nos permitan resolver los problemas.

Por ello se concluye que la competencia traductora ES ABSOLUTAMENTE NECESARIA para que el producto final de nuestro trabajo sea impecable. Y es que todo lo descrito anteriormente, forma parte de esa competencia profesional: competencia de transferencia, competencia instrumental y competencia estratégica. Y son esas características las que nos distinguen de cualquier otra persona con conocimiento de lenguas extranjeras y algo (o mucho) de cultura.

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